En esta época es conveniente que el niño realice cuatro (o
cinco) tomas al día, es decir, desayuno, comida, merienda o almuerzo y cena; lo
que responde a la limitada capacidad digestiva del niño.
Algunos aún necesitan una toma láctea antes de acostarse; otros no, ya que sus comidas pueden ser completas e incluir la leche o postres lácteos como final de alguna comida.
Algunos aún necesitan una toma láctea antes de acostarse; otros no, ya que sus comidas pueden ser completas e incluir la leche o postres lácteos como final de alguna comida.
Es importante, para la adquisición de unos hábitos alimentarios
saludables mantener los horarios de comidas de un día para otro y no saltarse
ninguna toma.
DESAYUNO: Hay muchos niños que no tienen apetito al
levantarse por numerosas razones: temen ir a la guardería y la angustia les
quita el apetito, se acuestan o se levantan demasiado tarde y no están lo
suficientemente despiertos para que su apetito pueda manifestarse, se
encuentran solos en la mesa y se aburren, la monotonía y uniformidad de los
desayunos no los hace atractivos…
El desayuno es una de las comidas más importantes del día. Un
desayuno con prisas es equivalente a un desayuno pobre; por tanto es necesario
dedicar tiempo suficiente a sentarse y evitar compaginar la toma del desayuno
con otras actividades como por ejemplo, ver la televisión.
Es recomendable que en la primera comida del día se incluyan:
lácteos, cereales de todo tipo (galletas, cereales de desayuno, tostadas, pan o
bollería no demasiado grasa). Si además se incluye una fruta o su zumo, mejor
aún. Otros productos ricos en azúcares como la miel, mermeladas o confituras
también están reservadas para que formen parte del desayuno.
ALMUERZOS Y/O MERIENDAS: La mayoría de los niños comen
cuatro o cinco veces al día, por lo que son importantes los refrigerios ya que
contribuyen al aporte total de nutrientes. Los refrigerios no se limitarán a
galletas, refrescos, patatas fritas, que son alimentos que “llenan” pero que no
nutren. Tanto el almuerzo como la merienda, constituyen un complemento
energético y al menos uno de ellos debe ser una parte habitual de la
alimentación infantil, para evitar que transcurran muchas horas desde una
comida hasta la siguiente, pero la cantidad no debe ser excesiva para que no
reste apetito al niño a la hora de la comida o cena. Interesa que ellos participen si es posible en su preparación,
para que sean conscientes de su importancia.
LA COMIDA: En nuestra sociedad la comida constituye la
principal toma de alimentos del día y es el momento de encuentro que favorece
la relación familiar y la enseñanza y aprendizaje de los hábitos de
alimentación. Por ello se debe propiciar un clima tranquilo, sosegado, sin
interferencias (TV, radio, animales…) Se ha de evitar en lo posible la anarquía
en los horarios, la preparación de alimentos a última hora, las interrupciones
largas entre plato y plato, gritos y regañinas constantes, comer con mucha
rapidez y las situaciones incómodas por falta de espacio.
Se debe cuidar la presentación de los platos, temperatura y el
orden y limpieza de la mesa.
LA CENA: Se debería tender a que fuese otro momento de
encuentro alrededor de la mesa, en ambiente tranquilo y sin distracciones. La
cena debe ser complementaria a la comida, por lo que hay que tener en cuenta
los alimentos que se han consumido en casa o en la guardería y no repetirlos.
La cena debe ser más ligera que la comida, y lo antes posible para que de
tiempo de hacer la digestión y dormir bien.
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