miércoles, 28 de diciembre de 2011

Alimentación durante los tres primeros años de vida: distribución de las comidas

En esta época es conveniente que el niño realice cuatro (o cinco) tomas al día, es decir, desayuno, comida, merienda o almuerzo y cena; lo que responde a la limitada capacidad digestiva del niño.
Algunos aún necesitan una toma láctea antes de acostarse; otros no, ya que sus comidas pueden ser completas e incluir la leche o postres lácteos como final de alguna comida.
Es importante, para la adquisición de unos hábitos alimentarios saludables mantener los horarios de comidas de un día para otro y no saltarse ninguna toma. 


DESAYUNO: Hay muchos niños que no tienen apetito al levantarse por numerosas razones: temen ir a la guardería y la angustia les quita el apetito, se acuestan o se levantan demasiado tarde y no están lo suficientemente despiertos para que su apetito pueda manifestarse, se encuentran solos en la mesa y se aburren, la monotonía y uniformidad de los desayunos no los hace atractivos…
El desayuno es una de las comidas más importantes del día. Un desayuno con prisas es equivalente a un desayuno pobre; por tanto es necesario dedicar tiempo suficiente a sentarse y evitar compaginar la toma del desayuno con otras actividades como por ejemplo, ver la televisión.
Es recomendable que en la primera comida del día se incluyan: lácteos, cereales de todo tipo (galletas, cereales de desayuno, tostadas, pan o bollería no demasiado grasa). Si además se incluye una fruta o su zumo, mejor aún. Otros productos ricos en azúcares como la miel, mermeladas o confituras también están reservadas para que formen parte del desayuno. 


ALMUERZOS Y/O MERIENDAS: La mayoría de los niños comen cuatro o cinco veces al día, por lo que son importantes los refrigerios ya que contribuyen al aporte total de nutrientes. Los refrigerios no se limitarán a galletas, refrescos, patatas fritas, que son alimentos que “llenan” pero que no nutren. Tanto el almuerzo como la merienda, constituyen un complemento energético y al menos uno de ellos debe ser una parte habitual de la alimentación infantil, para evitar que transcurran muchas horas desde una comida hasta la siguiente, pero la cantidad no debe ser excesiva para que no reste apetito al niño a la hora de la comida o cena. Interesa que ellos participen si es posible en su preparación, para que sean conscientes de su importancia. 


LA COMIDA: En nuestra sociedad la comida constituye la principal toma de alimentos del día y es el momento de encuentro que favorece la relación familiar y la enseñanza y aprendizaje de los hábitos de alimentación. Por ello se debe propiciar un clima tranquilo, sosegado, sin interferencias (TV, radio, animales…) Se ha de evitar en lo posible la anarquía en los horarios, la preparación de alimentos a última hora, las interrupciones largas entre plato y plato, gritos y regañinas constantes, comer con mucha rapidez y las situaciones incómodas por falta de espacio.
Se debe cuidar la presentación de los platos, temperatura y el orden y limpieza de la mesa. 


LA CENA: Se debería tender a que fuese otro momento de encuentro alrededor de la mesa, en ambiente tranquilo y sin distracciones. La cena debe ser complementaria a la comida, por lo que hay que tener en cuenta los alimentos que se han consumido en casa o en la guardería y no repetirlos. La cena debe ser más ligera que la comida, y lo antes posible para que de tiempo de hacer la digestión y dormir bien. 

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