OFRECER CANTIDADES GRANDES DE ALIMENTOS
PROTEICOS
A veces se sobreestima la necesidad de proteína, entendiendo
que es un nutriente fundamental para el crecimiento del niño. No obstante, el
crecimiento a estas edades se va haciendo más lento y progresivo por lo que la
cantidad de estos alimentos no es tan importante como la que habitualmente se
ofrece.
El porcentaje de energía aportado por las proteínas a estas
edades oscila entre el 10 y el 15%. Esto obliga a considerar en su justa
cantidad el suministro de alimentos proteicos al niño (carne, pescado, huevos y
lácteos), siendo habitual encontrar raciones de alimentos proteicos que superan
el 15% del valor energético total.
Hay demasiadas madres y padres que se preocupan por niños que
rechazan el enorme bistec que se les ha preparado. Se producirían muchos menos
conflictos en las comidas si las raciones fuesen razonables.
La deficiencia de proteína es rara en niños en nuestro país, en
parte por la importancia cultural de los alimentos proteicos. Quienes tienen
más posibilidades de riesgo de consumo inadecuado de este nutriente son los
niños que consumen dietas vegetarianas estrictas, quienes tienen múltiples
alergias alimentarias o aquellos que ven limitada su selección de alimentos a
causa de dietas caprichosas, problemas de conducta o acceso limitado a los
mismos.
OFRECER LECHE Y DERIVADOS LÁCTEOS DESNATADOS
El consumo generalizado de leche desnatada por los niños
pequeños no está justificado desde el punto de vista nutricional, salvo indicación
médica expresa. La leche desnatada conserva la misma proporción de proteínas,
azúcares (lactosa) y calcio que la entera, aunque está desprovista de grasa,
nutriente energético básico para el buen funcionamiento y desarrollo orgánico
de los más pequeños, así como de las vitaminas disueltas en la grasa, llamadas
liposolubles, como las vitaminas A y D. La vitamina D es necesaria para la
absorción del calcio y para su depósito en los huesos.
ELABORAR BOCADILLOS CON EMBUTIDOS DIVERSOS
La única charcutería que se debería admitir para esta edad es
el jamón cocido y el jamón serrano magro (sin el tocino). Además del jamón
cocido, se pueden encontrar en el mercado otros derivados cárnicos que guardan
con este producto muchas similitudes. Es el caso de la paleta de cerdo cocida,
cuya presentación y sabor son buenos, y su precio es comparativamente menor al
del jamón cocido. El jamón cocido es un producto de gran valor nutritivo, rico
en proteínas de alto valor biológico y con un contenido graso relativamente bajo,
comparado con los diversos embutidos.
Existen sucedáneos de jamón cocido de menor calidad nutritiva,
a los que se autoriza el añadido de féculas, proteínas y otras partes del
cerdo, además de aditivos, para formar un conglomerado o pastel compacto que
constituyen los denominados fiambres de jamón. Del mismo modo en el mercado se
encuentra fiambre de paleta de cerdo, y fiambres de pavo o pollo, dependiendo
de los ingredientes utilizados.
Ambos productos, jamón cocido o salado, consumidos una o dos
veces por semana, son suficientes para contribuir a la diversificación de la
dieta.
Los embutidos, por su parte, son derivados cárnicos ricos en
grasa, de contenido proteico variable según los ingredientes utilizados. Son
embutidos tradicionales el chorizo, el salchichón, la mortadela, el salami, la
butifarra, la sobrasada, etc.
SALAR EXCESIVAMENTE LOS ALIMENTOS
No deben salarse excesivamente las preparaciones culinarias (ni
al cocinar ni al ingerir los alimentos), con el fin de acostumbrar al niño al
sabor propio de los alimentos, disminuyendo consecuentemente la ingesta de sal.
Una correcta educación del paladar desde la infancia evitaría
los dificultosos cambios de hábitos a los que se ven obligados quienes de
adultos precisan reducir la cantidad de sal en su dieta diaria.
La recomendación de reducir el consumo actual de sal está
justificada, sobre todo si consideramos su pobre participación en la
consecución del equilibrio nutritivo.
OFRECER SIEMPRE ZUMO COMO ALTERNATIVA A LA FRUTA
Como el agua, otra bebida saludable para los más pequeños es el
zumo de fruta, con la ventaja de que, por lo general, les gusta su dulce sabor.
Teniendo en cuenta que a esas edades necesitan tomar más de 8 vasos de líquido
al día, el consumo de zumo de fruta se puede considerar una alternativa
acertada. El zumo de fruta les ofrece muchos de los nutrientes de la fruta (con
la excepción de la fibra). Si la etiqueta no indica lo contrario, el zumo de
fruta comercial, contiene sólo el azúcar propio de la fruta utilizada en su elaboración,
y es una opción más saludable que una bebida de fruta que contenga azúcar
añadido, como es el caso de numerosas bebidas refrescantes y néctares.
Cuando están seleccionadas sabiamente algunas bebidas, como la
leche y el zumo de fruta, cuentan como ración diaria de un grupo de alimentos.
Por ejemplo, un vaso de zumo cuenta como una de las 2-3 raciones que el niño
necesita cada día del grupo de frutas. En cambio, una bebida de fruta que es
solamente 10% zumo de fruta sería considerada como un "dulce" y no
como sustituto de una fruta.
HACER UN MAL USO DE LOS COMPLEJOS MULTIVITAMÍNICOS
Deben ser prescritos bajo la supervisión de un médico o un
especialista en Nutrición, y sólo en casos específicos, cuando no es posible
mejorar la calidad de la dieta o cuando existen situaciones de riesgo de que se
produzcan déficits nutritivos específicos (enfermedades agudas o crónicas,
inapetencia de larga duración, etc.).
Sin embargo, algunos padres y madres creen que la única forma
de hacer que sus hijos tomen las vitaminas y los minerales necesarios es
proporcionárselos en forma de granulado o pastillas ya preparadas. Los anuncios
suelen decir que la dieta no basta para satisfacer las necesidades del
organismo en ese sentido. Como es muy fácil comprar suplementos de este tipo, y
su precio no resulta elevado, muchas personas se decantan por esta opción. En
numerosas ocasiones, se exceden en las dosis de vitaminas y minerales, creyendo
que así mejorará su salud, estarán más enérgicos o evitarán muchas enfermedades.
Cada vez son más los estudios que confirman la peligrosidad de esta práctica.
Como dar suplementos de este tipo puede ser
perjudicial, los padres nunca deben ofrecerlos a sus hijos sin consultar
previamente con un profesional. Los suplementos no deben ser usados como
sustituto de una buena comida, sino como complemento en caso de requerimientos
extras. Los niños tienen una dosis suficiente de vitaminas y minerales si
siguen una dieta variada con alimentos de todos los grupos básicos.
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